Pecado/Redención/Camino.

Una vez probado el fruto amargo, una vez te hace cautivo la sensación del néctar al rozar tus labios, es difícil la vida pura y ajena a él, la vida sin pecado y sin necesidad de redención.

Pero que hacer si cada semilla sembrada dará lugar a árbol amargo de fruto amargo, que hacer si la garganta sin ese néctar se te seca, si no hay arrepentimiento hasta la plegaria tardía entre las sábanas extendidas de nuestro verdugo.

Y en el angosto desierto de la vida y las emociones se nos aleja quizá el pecado de las carnes pero a nuestro alma acude.

Y es vida lejana la vivida y es soñada la esperanza.

Encuentras entre la nada el dilema sin solución, el que hace que la tentación germine y de paso a la flor de nuestra corrupción, con un pétalo por cada pecado en la infinidad de estos.

Por esto, tanto me pregunto como tanto me cuestiono, tanta duda y tanta indecisión sumen en estado penoso y lastimero al corazón, con el fin siempre lejano de toda duda de que al termina abrazaremos a la perdición.

Pero palabras como estas son como trucos de prestidigitador, que mantienen el pensamiento apartado del camino, engañándonos con falsos desvíos.

Porque no hay desvíos en el camino del vivir, cada paso es un paso más cerca del final, pero es a la vez un abismo respecto al paso anterior, cada decisión, cada nuevo pétalo que sumamos a nuestra gama de expiación, es la decisión correcta, el camino correcto.

Porque no existe camino por delante de nosotros, no existen pasos posibles, sólo huellas atrás, huellas que una vez hechas, no se irán...

...jamás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario