Lluvia de cerezos.


Ella decía que los latidos de su corazón llevaban mi nombre. Ella decía que nuestras existencias tenían la finalidad de crear algo que aunque fugaz, sería perfecto.

Ella me decía palabras bonitas. Y a mi me gustaban. Palabra bonitas en boca de una chica bonita.

Ella prometía sueños y momentos que el destino nos había concedido solamente a nosotros. Ella prometía un instante que sería más intenso que toda una vida.

Ella decía que toda vida debería tener un motivo o una causa, que sin él, la existencia era algo fugaz y estúpido. Ella decía que yo era su motivo.

Así que en aquel lugar, yo escuchaba sus palabras, escuchaban como caían de su boca igual que la lluvia a mi alrededor, era todo como una novela, eran cosas bonitas, eran el más perfecto libro de fantasía. Pero eran eso, fantasía. Eran palabras que estaban orientadas al mundo, no a mi. Eran palabras que habían perdido el significado por haber sido dichas a tanta gente, eran palabras tan bonitas como falsas. Eran palabras que no me identificaban.

Pero yo escuchaba aún así, esperando conocer el final de ese cuento que tenía una dedicatoria demasiado gastada. Pero el cuento se acabó un día.

Así que cuando su última palabra calló, a la vez que el nublado cielo se despejaba, me levanté. Agradecí la poesía, la cháchara y la palabrería y me fui. Ella solo lloraba. Hasta que en una nueva tormenta una nueva persona buscara cobijo entre brazos de un engaño de bonitas y repetidas palabras.

Mucha gente ha caído en ese truco viejo... yo por suerte, simplemente escuchaba una historia.

A día de hoy no sé lo que es sentir un vacío en el corazón que sólo otra persona que te quiera puede llenar.

Pero, a veces, supongo, no queda otra opción que vivir sin esa otra persona.

Pureza.



Pureza.

Anda perdida junto a Inocencia.

No la verás entre putas que durante años han buscado ser princesas por un día, cuyos cuerpos hinchados y demacrados no huelen ni a jazmín ni a rosas, solo a semen y vicio.

No está en el embudo de ninguna de esas jeringas, ni en el poso de esas copas. 

No está en la cima de ninguna escala social. No se compra con ninguna suma de dinero.

No andes tras ella con los puños, que no se alimenta de la sangre derramada, no existe arma que la gobierne. 

No se consigue plasmar con un pincel, no se puede encerrar en un lienzo. No está sometida a ninguna escala musical, no es un olor ni una caricia.

No es algo que se encuentre en un libro algo bonito.

No es algo que se someta a la voluntad.

Llegado el día.

Ni siquiera se si podríamos apreciarla en su medida..

No se si se ha perdido o si nunca ha existido...

Simplemente... 

Supongo que algunas cosas, desaparecen en cuanto intentamos buscarlas.







De una mentira para otra mentira.



Supongo que todos tenemos o hemos tenido la imagen de que nuestro padre era un super héroe... para mi no lo era... para mi era simplemente.... el hombre de hielo...


Era un tipo duro... yo pensaba que era un tipo duro... le mirabas a la cara y sus ojos eran de hielo, se te helaba el alma... sabías que sus palabras eran órdenes, que no había réplica posible, que nada de lo que dijeras iba a afectarle. No había maneras de desviar el tema o la atención, era un tipo listo... no había juegos mentales útiles con él, se las sabía todas......


¿Sabes? Nunca le vi llorar.... nunca....


Sus amigos murieron, algunos... su familia quedó destrozada por un mundo demasiado grande para gente tan pequeña... el amor de su vida se arrastraba por el suelo, llorando...con el más profundo de los pesares.... su niña... se pudría por dentro... su hijo...sentía  agujas en su piel... correas,dolor insoportable... y en ningún momento lloró... nunca... ni siquiera cambió su semblante... abrazaba... decía palabras amables... estaba allí... pero no transmitía calor... porque no era humano.... era un hombre de hielo...


Pero un día... él lloro... yo lo vi.... solo yo... y nadie más... él lloro... yo le pregunté... sin que me temblara el semblante... él me contó un cuento... él era el protagonista. Yo siempre fui muy impaciente. Quería saber el final, pregunte. Pregunté si el cuento tuvo un final feliz... "Tuvo el más feliz de todos" No entendía esa respuesta.


La verdad es que aún no se la historia... pero tampoco quiero volver a preguntarla... ese hombre.... ese hombre de hielo...se había fundido... me horrorizaba esa idea.


Yo nunca lloro.


A mi me llaman el chico de hielo...de un hielo que nunca se funde...


Una vez simplemente esperaba... simplemente, miraba las tragedias a mi alrededor... hay muchas tragedias en los hospitales... hay muchas tragedias en la zona a la que voy del hospital...


Mientras simplemente esperaba,vi a una niña .No mucho mayor que mi primo pequeño... no hablaba, casi no se movía, realmente, no parecía un ser humano.


Su madre, la mujer más torturada que he visto en mi vida, sonreía, la peinaba, le decía a todos que era muy guapa,  le besaba en la mejilla dejándola el pinta labios marcado... se lo limpiaba con una caricia. Yo conocía esa enfermedad, enfermedad de Balo, ni siquiera debería conocerla... la niña no escucha... la niña no siente... la niña solo ve a la madre... es una enfermedad que te mata desde el primer día... pero te sigue permitiendo existir.


Según escuché... la enfermedad era degenerativa, no tiene cura... la niña llevaba así casi dos años... el cuento de esa bonita princesa estaba por terminar.... un cuento corto...


Hoy, mientras esperaba, he visto de nuevo a esa mujer. El médico le ha preguntado si la niña tuvo un final feliz.


La mujer sonreía mientras lloraba, a mi todo me parecía sacado de una película, pero ella simplemente dijo "Tuvo el más feliz de todos"


Hoy he entendido al hombre de hielo.


Hoy, he entendido...que no existe ningún hombre de hielo.