Miente y deja mentir.


Yo antes era muy callado. No hablaba casi nada, simplemente escuchaba todo lo que tenían que contarme. Hora tras hora, historia tras historia, yo iba comprendiendo el mundo que me rodeaba. Y admiraba a los protagonistas de esas fábulas. Realmente deseaba que llegara el día de ser yo el que tuviera algo que contar.

Y llegó el día, tenía montones y montones de cosas que decir, vivencias, experiencias, acciones que solo tienen cabida en los cuentos de hadas, proezas dignas de héroes de leyendas... y tenía ganas de que alguien me admirara de la misma manera que yo admiraba de pequeño...

Pero no pudo ser....

Yo tenía en mis recuerdos, mi vida ... tenía enseñanzas que sólo la vida de un camorrista enseña ... quería contar mil cosas, pero nadie las quería escuchar.

¿Quien escucha mejor que nadie? La botella... pero eso es para perdedores, para pringados sin voluntad, una herramienta como otra cualquiera para olvidar que has olvidado tus sueños, una herramienta para olvidar que no sabes tener las piernas cerradas cuando bebes.... Je.... una herramienta para olvidar quien eres...

Esa no es la actitud que me gustaría que se dijera de Frey Bach....

Pensé, en si mis historias eran tontas, en si mis vivencias eran absurdas o en su sus lecciones estaban ya más que aprendidas, pero no era así... yo había aprendido a golpes... y quería contar esto para que los demás no aprendieran de la misma manera....

Finalmente entendí que es lo que pasaba...

Mis historias, eran reales... a nadie le importa lo que es verdad o lo que no... nadie quiere escuchar más veces la verdad... la gente quiere evadirse de todo... y entiendo el porque...

¿Sabes? Pequeña... ¿Por qué te cuento todo esto? Porque tu siempre dices que solo es mala la mentira.... no sabes de lo que hablas...

¿Sabes pequeña? Quizá debería dejar de pensar en estas cosas... quizá deberías ser tu la que me contara cuentos a mi.... y de verdad... espero poder creérmelos...

No me mires así... se que serán mentiras... pero niña... no tienes ni idea de lo hermosas que son las mentiras.

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