Y grano a grano cae el tiempo del reloj. Y todo el mundo corría a guardar su tiempo para que no se le acabara. A esconderlo. A la carrera y entre empujones. Buscando desesperadamente conseguir un segundo más del que se le había dado.

``Cuando no tienes nada, cada regalo es un milagro``

Él pensaba eso. Y es que él no tenía nada, él no era dueño de nada, ni siquiera el su tiempo de vida. Ni siquiera de sus recuerdos. Porque todo cuanto tuviera, podría serle arrebatado. Pero en cada segundo, solo para él ocurría un milagro. Y es que alguien, no sabía el joven muy bien quien, le regalaba un instante más de vida. Y él agradecía a cada pedazo de su existencia este hecho, cada segundo agradecia el próximo momento que le habían dado.

Y vivía feliz, porque su misma vida era un regalo, un regalo que no dejaría que fuera desperdiciado.

Y ella llegó y reclamó a todos lo que era suyo. Todos cayeron, todos fueron a ese abismo en el que no importaba cuanto tiempo pudieras haber acumulado.

Y ella le reclamó a él lo que era suyo. Pero nada puede darte el que nada tiene. Nada puede darte ese último arroyo libre que no es dueño ni siquiera de las aguas que lo forman.

Y entonces, nada pueden quitarte. Cuando solo tienes ese segundo de tu vida, que es para ti un regalo. Entonces, serás feliz, y tu vida será un milagro.

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