El príncipe de los Infiernos.


"Y sentí el aliento de ella hinchando mi pecho.  Tomé aire de sus labios y viví durante un segundo más. Ella tomó aire de los míos, y ambos respiramos.Yo tomé aire una vez más, y no quise pensarlo, y no quise decirlo, pero esa sería quizá la última vez."

A todos nos condenan por algún pecado, el mio, fue robar la vida de tu pecho. Mi pecado fue poseer aquello que era libre. Robar tu vida fue mi pecado...

Y miré dentro de mi, en los círculos de mis Infiernos en un afán desesperado de llegar a algo más, de sentir esa lágrima de redención que dan los besos de la dama, en un intento inútil de alcanzar las puertas del Purgatorio para ir a un lugar donde mis pecados serían perdonados.

Y es que yo no quería sentirme puro, yo no quería sentirme libre, yo no quería sentir la vida fluyendo por mi cuerpo. Yo no quería acallar a mis demonios ni borrar de mi a los Infiernos, yo solo quería que ella me tendiera la mano, cogerla e ir a los cielos, al Paraíso... y en ese lugar, sin importar como fuera, contar las estrellas con ella.

Robar tu aliento fue mi pecado...

                             ... el no sentirlo nunca más,fue mi condena.

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