Algo más.



Mordí su cuello, sentí el sabor dulce de su piel en mi boca. Sentí su aliento recorriendo mi nuca, húmedo y cálido. Sonreí. Paseé mis manos por su cara, sus labios se entreabrieron y su lengua rozó mis dedos. Pegué mi cuerpo al de ella, la apreté contra la pared, en mi manía absoluta de tener siempre la iniciativa de la situación. Miré hacía arriba, mi mirada se encontró con la suya. La lascivia era presa de su gesto, me manoseaba el cuerpo, intentaba desnudarme. Dejé que la camisa cayera al suelo, segundos después a ella se unió la camisa de ella. Juntas nuestras prendas en el suelo igual que nuestros cuerpos. Todo se aceleró de repente. La vi desnuda frente a mi, tomé aire. Tardé unos segundos en reponerme. Era una visión realmente espectacular. Observarla de esa manera. Tan perfecta. Sus gestos tímidos intentaban ocultar los tramos descubiertos de su piel. Quise disfrutar un poco más de la armoniosa arquitectura de su cuerpo, pero la lujuria me pudo.

Las yemas de mis dedos buscaron su cuerpo, palmando cada centímetro de su piel para guardarla en mi memoria. Para sentir el calor que ella aguardaba para mi, solamente para mi. Nuestras salivas se entremezclaron, nuestros cuerpos de unieron totalmente. Sentí su pecho sobre el mio, una puerta al paraíso y toda mi mente se perdió. Ahora recuerdo sus jadeos, recuerdo esa  sensación de pegar nuestros cuerpos sudados y satisfechos, recuerdo los gemidos, el placer, recuerdo su sonrisa y sus pechos, sus curvas, su piel. Recuerdo como los dedos de sus pies se encogían y como sus uñas mordían con fuerza mi espalda.Recuerdo sus ojos mirando a los míos en todo momento.

Recuerdo placeres y sensaciones... un sentimiento, quizá algo más.

Porque contigo, siempre hay algo más.

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