Leyendas de "La pureza del Infierno" /2/ La luna.

Hubo una época, en la que los dioses del bien, avergonzados por su penoso resultado en la Tierra, decidieron dejar a los habitantes de ese planeta a su suerte.

Hay que decir, que por aquel entonces, los humanos vivían como salvajes, mataban, violaban, robaban... todo era una barbarie. Cada vez se acercaban más a los demonios que los iban poco a poco corrompiendo.

Solo la imagen de la "Pura Princesa de los Hombres", una chiquilla que no albergaba maldad en su corazón, mantenía con un fino hilo el destino y el alma de la humanidad sobre los abismos del Infierno. Pero no era nada fácil ser la última esperanza de un lugar donde nadie quiere ser salvado. Ella misma, veía como se transformaban los hombres en bestias, y no por comida, como en el antiguo mito griego de Circe, sino por su propia inmundicia. Pero aún así... aguantaba.

Y poco a poco, ella, al ser vista por los hombres, al ver una imagen tan pura de la real esencia humana, retornaban a su estado de seres del bien...

Pero tenéis que saber que el mal nunca duerme, no señor. Y una de las deidades de la maldad, no viene al caso decir cual, mató a la pobre niña, condenando así a la humanidad a su irremediable final.

Gracias a Dios, Kerrian Rahel, haciendo gala de su poder, y sabiendo que tal crimen había sido un acto injusto, alzó de los muertos al alma de la princesa, y para evitar que nunca más fuera destruida, la colocó en el cielo, lejos del alcance de todo mal. Y así creó a la Luna... de forma que los que aún fueran humanos, pudieran ver su propia alma reflejada en los cielos...

Te pregunto, a ti, pequeña...¿Aún eres capaz de ver tu alma reflejada en el cielo?

-Aeneas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario