Otra canción saltó a la lista de reproducción de su MP4.

I'm here all alone
Still wait by the phone
The hours go by
What else could I do but to cry

I call and I call
Just to make things right
Have I lost the fight
Where were you last night

Frunció el ceño.”Que canción más deprimente” Pensó. Entro en la casa. No saludo, no solía hacerlo.

-Cariño, no fae falta que me esperes pa cenar-Dijo él antes de beber directamente de la botella de agua. Una vez había llegado a la cocina.

-¿Y por qué no?-Pregunto “ella” apareciendo por la puerta.

-Pues porque ya toy aquí, evidentemente -Respondió “él” con una sonrisa socarrona.

-¡Ja! Vienes gracioso hoy por lo que veo- “Ella” estaba cansada. Se notaba.- Menudas horas. Te quería esperar....¿De donde vienes?

-¿Te importa mucho? Sabes que no me gusta que me controles-Espetó. Quizá si ella hubiera preguntado en otro orden, la cosa hubiera sido distinta.

-No te controlo... pero por favor... es una pregunta normal y corriente.

-Está bien. Del parque de invierno. Quedé allí con estos. Íbamos a dir pa allí a tomar algo... unes sidres...algo así... ya sabes que yo no soy muy de beber... de todas formas.

-Solo faltaba eso. Que fueras alcohólico. Es lo único malo que te falta.

-¿Lo único malo? Anda, serás tu perfecta, no te jode.

-Sabes a que me refiero. Me entiendes perfectamente-Se acercó un poco, algo temerosa aún así. Era difícil acercarse a “él”

-Pues no, no tengo ni idea. Algo que no dices, no puedo entenderlo-Bufó.

-Si habló de más sabes que te quejas....

-Si hablas de más de tus gilipolleces, si, naturalmente.

-Por favor... otra discusión más, no... por favor.

-Va... me largo. Voy a emborracharme.

-No, no deberías. Sabes que realmente estás enfermo...Perdona... por lo de antes. No vayas-Pidió, suplicante. Como solía hacer.

-Como solía decir mi güelu “Tu cabruña por los tus fierros”-Se fue.
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La música del local era bastante pegadiza. Se le hacía raro encontrar un lugar en el que escuchar algo de Rock and Roll. Sobre todo en Oviedo. Allí todo era mas “Pijo”. De todas formas, tampoco es que en ese momento estuviera atendiendo demasiado a la música. Tenía una charla bastante interesante desde hacía un par de horas con su amigo “Jack Daniel's”. Y haciendo alusión a su gran compañero esa noche, tomó la sexta copa de la noche. Puso una mueca. No le gustaba el sabor. Ni le gustaba la sensación de embriagadez. A decir verdad, no le gustaba nada del alcohol. Pero aún así, bebía. Bebía y pensaba en ella. Siempre le había sorprendido su capacidad para quererla a la distancia y detestarla cuando la tenía delante. Suspiró. Miró el reloj. La hora ya no tenía sentido. El reloj debía de equivocarse. “Él” habría jurado que iba ya rato que el tiempo se había parado. Pero no, parece que no esperaba por nadie.

-Joder... tendría que largarme ya... o no...

El camarero le miraba. Estaban cerca, era normal. Pero él lo tomo como una invitación a hablar, o a que pidiera algo, o a que se largara de una vez. No lo tenía realmente claro.

-Ponme otra...-Dice finalmente. Aunque la verdad es que no tenía intención de tomársela. Se empezaba a encontrar realmente mal.

El camarero le miraba.

-¡Canta claro! Piensas que soy un borrachuzo cualquiera... hay que joderse.

-Yo no he dicho eso... simplemente, ha debido de tener un mal día- Observó el currante, novel, como se notaba a primeras vistas.

-Ya te oí navaya...-Suspira- De todas formas... si, he bebido demasiado. Viene siendo hora de irse a casa.

En casa estaba “ella”. Eso le asustaba. Tener que aguantar que le miraba de aquella manera. Que a pesar de todo le compadeciera, que le quisiera y que le abrazara. Le daba pánico esa situación. Bueno, por otra parte, quizá el alcohol ayudara. Pasara lo que pasara, algún día tendría que volver, evidentemente¿Por qué no en aquel momento? Se decició, así uso algo de dinero sobre la mesa. Se dio la vuelta y se fue hacía la puerta. Le dio al impresión de ir haciendo eses. Tampoco estoy tan borracho, pensó.

-¿Está usted bien?-Le dijo el joven desde la barra.

-Claro...-Dijo más para si mismo. Valía más creerlo que averiguarlo.

Se le nubló la vista.

-Vaya....

Un vuelvo al corazón. “Mal de amores”Se dijo para si mismo, medio sonriendo. Cayó de rodillas. El local entero le miraba, en silencio. Mientras la última canción que “él” escucharía ese día llenaba el ambiente.

I will not die
I will survive

I will not die, I'll wait here for you
I feel alive, when you're beside me
I will not die, I'll wait here for you
In my time of dying

¿Qué es esto?¿Una broma? Joder... la puta canción” No llego a decir esas palabras. Se desmayó.
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Ella” se acercó a “él” y le echó los brazos alrededor del cuello. “Él” apartó durante un solo instante la cara, evitando sus labios, la besó friamente en la mejilla. Clavó sus ojos en “ella” durante un segundo, suspiró y la abrazó, con torpeza, con reserva y delicadeza. La culpa era tan grande que incluso le dolía. Por eso dejó de mirarla. “Ella”se separó, apenas unos centímetros. “Ella” quería algo, un gesto, unas palabras. Pero no dijo nada. No hizo nada.
Ella” le soltó, agachó la cabeza.
-Por supuesto -dijo de repente- Tu nunca mostraras tu afecto.
-Pequeña.... -Musito él- Yo...
-No te conozco,lo se, tanto tiempo juntos, y aún no te conozco -estalló, interrumpiéndole-. ¿Y qué más da? Te quiero. Nada puede evitarlo. Nada.
Él” callaba.
-Sí. Te quiero. Ya lo sabes. Me da igual decírtelo, no tengo vergüenza por ello. Te quiero desde el primer momento que te vi.
Finalmente dejó de hablar, a pesar de lo que dijera, si estaba avergonzada.
Estaba frente a “él”, y al chico no se le escapó la realidad. Esa situación le superaba, no tenía claro que decir, siempre había sabido contestar a cada pregunta que le habían hecho. Pero “ella” no preguntaba. “Ella” hablaba de unos hechos que eran superiores a la razón de “él”.
-No dices nada- No preguntaba. Afirmaba.- Me lo esperaba.
Estoy agotado, y aún me encuentro débil, se dijo para si. De no ser porque estoy tumbado, seguramente me habría caído al suelo. En esta minúscula habitación no puede escaparse uno.
-Ven aquí, anda-Se atrevió a decir al final el chico.
Obedeció. Se sentó lejos. Demasiado cerca, pensó “él”.
-Cuando lo supe – rompió con el silencio- Cuando supe de lo que te había pasado, salí corriendo de casa como una loca, corrí a ciegas, sin prestarle atención a nada ¿Sabes qué pensé? Que esto debía de ser una broma... y no lo digo por lo de tu corazón... esto... tu, el que yo te quiera, esto debe de ser mentira... he perdido la razón por ti... ya no soy nadie sin ti... tu existencia misma me envenena ¿Y sabes? A pesar de todo, aquí estoy. Porque deseo tu veneno.
Él” guardó silencio. “Ella” sufría por su silencio. Lo sabía, pero tampoco habría sabido que decir.
-Si al menos fuera un veneno físico-siguió- al menos sabría que esto algún día se acabaría. Pero no, tu veneno va a estar siempre conmigo, porque yo siempre voy a estar contigo.

No se que decir. No se como expresar lo que quiero decir. Se que mis palabras no serían suficientes, pero que no puedo hacer más. Eso debe de pensar ella conmigo. Ahora la entiendo.... Nunca más la odiaré por sus palabras de más.. Nunca.
Yo no he luchado por “ella”. Ya me la había ganado sin hacer nada. Ella en cambio, lo ha dado todo, he incluso siente que no ha sido suficiente.
-Que vergüenza-Reconoció la chica.
Él”, como no, callaba.
-¿Acaso esto no debería ser algo bonito? Esto es asqueroso.... es una dependencia total de ti... y mira, aún así.... es la única manera de ser feliz. Pero es un veneno.... de igual manera que uno estaría dispuesto a todo por un antídoto... yo estoy dispuesta a todo por ti. A todo. Incluso a la humillación.
- No sigas, por favor.
- Es así. Me he humillado. Diciéndote todo aquello que sentía, rompiendo ese voto de dignidad que me obligaba a sufrir en silencio.
Calló de nuevo. Agachó la cabeza.
    -¡Mírame!- Grito “ella”, echándose a llorar.
La miró.
-Dime algo... ¡Tu lo eres todo para mi! Y podría estar contigo pese a todo... pero...dime algo...¿Que soy para ti?
-Todo. Simplemente, todo.
-¿Todo?-Ella cerró los ojos. Las lágrimas finalmente resbalaron por sus mejillas.
-Todo. Nada menos. Todo. Y nada más.


Vida de Frey Bach.



Suele pasar, que el hombre teme a lo desconocido, que siente el ser humano un incontrolable pavor hacía aquello que es diferente y extraño, hacía lo indeterminado, hacía aquello que no tiene nombre, queriendo destruirlo todo y someterlo a si. Por eso el ser humano teme a la oscuridad.... por eso vivimos de día y tememos bajo las mantas de nuestra cama en la noche.   Por eso tenemos miedo...

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Frey Bach miraba la sombra formarse delante de si, era una imagen curiosa, el como poco a poco ese vació inmaterial pasaba a ser algo de este mundo. Más real que cualquiera. Era ver como un miedo cobraba vida. Pero eso no asustaba al joven ¿Por qué? Porque nada le asustaba.

-Supongo que no estás aquí para darme un besito-Dijo el chico, aún esperando a que pasara algo- Tengo ganas de gresca, así que date prisa.

La sombra se arremolinaba entonces alrededor de él, sin poder tocar al chico. Él sabía que no iba a pasar nada. Esa nombra de no era de las que "molaban" como él decía. [Para entendernos algo que "Mola" para Frey, es algo con lo que te puedes pelear]

- Vamos...si crees que tengo todo el día... vas listo-La verdad es que hablaba por hablar, no tenía del todo claro si aquella cosa le entendía o no.

El humo negro tomó forma, sin llegar a concretarse del todo, pero estando lo suficientemente definido como para ver más o menos que era. Era algo así como un hombre con un traje elegante, aunque no tenía ni manos ni pies, y en la cabeza tenía algo así como una máscara de gas. Lo único tangible, concreto, era un candado colgando en una cadena que llevaba en su etereo cuello.

- Esto es aburrido... aquí no pasa nada....

La imagen fantasmal se lanzó hacía Frey. Quizá con otras personas los "Seres vacíos" eran más sutiles, quizás entraban en tus sueños, quizá se materializaban como tus miedos hasta sumir tu vida en infierno tal que tu mismo te ponías ese maldito candado al cuello. Pero con Frey había que ser más.... "directo".

El chico sonrió, sin moverse dejó que el fantasma le agarrara del cuello. "Que tonto" pensó. Es como si un niño corre furioso contra un coche... por muy enfadado que esté.... en fin.

-¿Y ahora? Va a resultar que al final si que me venías a dar un beso... que sea con lengua... bribón- Bromeó Frey. Demostrando que no tenía ningún tipo de miedo, ni a ellos, ni a nada- Lárgate si no quieres llevarlas.

El fantasma apretó su cuello. Pero salió volando por un empujón de Frey. Incluso el humo podía ser tocado si uno tenía al voluntad suficiente. El macarra se sacó del bolsillo un cigarro, lo encendió con calma y dio una suave calada. A decir verdad no es que el tabaco le hubiera enganchado... pero el creía que "Quedaba guay" y por eso, seguía dándole al vicio.

-¿Y ahora?¿Qué se supone que vas a hacer?

Un grito. La rabia finjida desde el interior de la máscara de gas. "No tienen emociones" Se dijo a si mismo Frey "No se para que las finjen". La sombra se tiró de nuevo a por él. Frey miraba como se acercaba, sin hacer nada, mirándole simplemente fijamente. Vio como el fantasma casi a punto de tocarle se deshacía en el viento, incapaz de dominar el espíritu del joven, que tenía una mueca entre decidida y aburrida.

- Y el resto.... es silencio.

Él llena el infinito. Él hace que las sombras se desvanezcan. Él hace lo imposible posible.

Él no tiene miedo a nada. Porque él es Frey Bach. Porque él es, la Voluntad.

Fronteras de lo posible.


Simplemente estaba allí. En aquel lugar.

El aire, tan frío como puro, acariciaba sus facciones con la gracilidad que solo puede poseer lo etéreo. Se sentía sola,y ciertamente estaba sola. Sola consigo misma. Una sensación tan extraña. Sabía que en ese lugar ella era el único ser viviente, pero eso no era realmente molesto, simplemente, no estaba acostumbrada. Siempre había pensado que tenía un miedo terrible a quedarse totalmente sola, pero ahora que se veía en esa situación, se alegró de estar ahí, y poder disfrutar para variar de si misma. Aspiró, refresco su cuerpo y su mente. Movió un poco los pies, que sintieron el contacto con el agua pero no se sumieron en ella. Disfrutó simplemente de la visión del armónico movimiento de las ondas del agua sobre el lugar. Hasta el horizonte, quizá también más allá. Disfruto simplemente de lo imposible.

-¿Ahora qué?-Dijo rompiendo ese infinito silencio. Dio un leve empujón con el pie al agua solo para que algunas gotas salpicaran y poder así escuchar otro sonido más.

Esperó.

-Nada. Ahora simplemente nada.-Se contestó a si misma.- Simplemente.... sentir.

Pensó en el porqué de estar allí. Pensó en infinidad de cosas que bombardearon súbitamente su mente. Pero nada. No llegó a ninguna conclusión. Hay cosas que no están echas para ser entendidas, cosas que no tienen porque, o al menos, no un porqué que quepa en nuestras mentes. A veces un lugar tan perfecto e infinito como ese podía estar en nosotros desde siempre y para siempre y  un simple concepto, la importancia real de una palabra podía escaparsenos toda la vida.No se estresó por ello. Tampoco le habría solucionado nada. Ella era de mirar la vida de forma simple, incluso cuando sabía que no había nada más complejo que el vivir, incluso en los sueños.

-Bueno...-Miró alrededor- Y esto es lo que soy yo.Todo esto, y nada más.

Ni siquiera sabía bien que quería decir eso, pero esas palabras le había brotado de los labios, espontáneamente¿Eso era ella? No veía por ninguna parte su pelo castaño, sus ojos almendrados ni su cuerpo de niña "Tendré que hacerme caso a mi misma" Se dijo. Sonrió y contempló su mundo. Durante aquellos segundos eternos, ella se vio perfectamente a si misma, vio su alma, vio su ser. Luego despertó, confundida, como los sueños confunden.

Frunció el ceño. Observó su nuevo alrededor.

-La realidad es muy aburrida-Sentenció. Poniendo morritos.- Muy muy aburrida.

Y la niña pensó, que la realidad, no es más que el comienzo de las fronteras de lo posible.

Algo más.



Mordí su cuello, sentí el sabor dulce de su piel en mi boca. Sentí su aliento recorriendo mi nuca, húmedo y cálido. Sonreí. Paseé mis manos por su cara, sus labios se entreabrieron y su lengua rozó mis dedos. Pegué mi cuerpo al de ella, la apreté contra la pared, en mi manía absoluta de tener siempre la iniciativa de la situación. Miré hacía arriba, mi mirada se encontró con la suya. La lascivia era presa de su gesto, me manoseaba el cuerpo, intentaba desnudarme. Dejé que la camisa cayera al suelo, segundos después a ella se unió la camisa de ella. Juntas nuestras prendas en el suelo igual que nuestros cuerpos. Todo se aceleró de repente. La vi desnuda frente a mi, tomé aire. Tardé unos segundos en reponerme. Era una visión realmente espectacular. Observarla de esa manera. Tan perfecta. Sus gestos tímidos intentaban ocultar los tramos descubiertos de su piel. Quise disfrutar un poco más de la armoniosa arquitectura de su cuerpo, pero la lujuria me pudo.

Las yemas de mis dedos buscaron su cuerpo, palmando cada centímetro de su piel para guardarla en mi memoria. Para sentir el calor que ella aguardaba para mi, solamente para mi. Nuestras salivas se entremezclaron, nuestros cuerpos de unieron totalmente. Sentí su pecho sobre el mio, una puerta al paraíso y toda mi mente se perdió. Ahora recuerdo sus jadeos, recuerdo esa  sensación de pegar nuestros cuerpos sudados y satisfechos, recuerdo los gemidos, el placer, recuerdo su sonrisa y sus pechos, sus curvas, su piel. Recuerdo como los dedos de sus pies se encogían y como sus uñas mordían con fuerza mi espalda.Recuerdo sus ojos mirando a los míos en todo momento.

Recuerdo placeres y sensaciones... un sentimiento, quizá algo más.

Porque contigo, siempre hay algo más.